Ya alucinan susurros de despecho,
donde habitan ausencias y lamentos;
solo me quedan frágiles fragmentos,
saetas de un amor insatisfecho.
Un silencio penetra tan profundo
las penumbras cautivas de la noche;
ya no hay ninguna noche sin reproche;
a la locura voy... allí me hundo.
A tajo abierto... al epicentro mismo,
lo que por ti siento ya no lo entiendo,
la esperanza he perdido... y me confundo.
Mi corazón lanzado entre tu abismo,
no será el bumerán que va partiendo
y que después retorna a tu vil mundo.
Hugo Blair M.
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