Me vestí en oscuro silencio
como autómata insensible
quieta, muda, oculta y fría
sin ser al dolor visible.
Tu ausencia carcomió el alma
tu sin voz fue mi tortura
la duda provocó rabia
dando un vuelco a mi cordura.
Torrentes de sinsabores
corrieron por mi consciente
mi catarsis no fue en vano
nuestro idilio se hizo ausente.
Escupí tu nombre al viento
sacudí toda tristeza,
renací con grandes alas
y volé lozana y fresca.
Mas ya de nuevo en mi cuerpo
otras vez te sufrí mío
justifiqué tus tropiezos
y mis locos desvarios.
Desperté aturdida al dia
y me abrazas dulcemente
por fortuna fue un mal sueño.
¡tu amor nunca ha estado ausente!
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