Las campanitas de casa,
Celestes, rosas o blancas,
Se trepan por las paredes
Como aquellas madreselvas
Que nombraban las calandrias,
Cuando cantaban un tango
Con emociones tremendas
Y montones de nostalgias.
Las campanitas del campo
Crecen como serpentinas
Debajo de algún leandro
Que cubren de arriba a abajo,
Algunas son más rosadas
Con el color del durazno,
Otras azules de cielo
Y otras como nubes blancas.
Las cosas que te decía
Y que ahora me olvidé
Vuelan desde mi ventana
Escuchando mi llorar
Desesperado de aliento
Diciéndome del ayer
Que nunca fue complemento
De las cosas del querer.