(Tandil, 31 de agosto de 2015)
La ciudad es un tango adormecido
bajo un cielo sereno y refulgente.
El canto de las aves se ha acallado
y no se escucha el paso de la gente.
Un aire limpio acariciando rosas
derrama sutilmente su frescura
por canteros de flores glamurosas
y veredas de rancia envestidura.
Bienvenida modorra dominguera,
verde remanso, oasis de sosiego,
pequeña, anticipada primavera,
un abrazo de paz al cual me entrego.
Como una voz saliendo de la nada,
igual que un rayo en nubes de tormenta,
irrumpe en la quietud la campanada
y se escucha un rumor que se acrecienta.
Se renuevan los ruidos, vuelve el trino,
todo se mueve, vive, todo pasa...
los andares retornan al camino.
Se ha roto el hechizo. Me vuelvo a casa.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.
(Imagen: Plaza Independencia y Parroquia del Santísimo Sacramento, Tandil, Buenos Aires, Argentina)