Con la mirada fija al cielo divago,
como ángel que en la noche camina
desde el crepúsculo envuelto en neblina
o luciérnaga que sobre vuela el lago.
Es tu mirar a mi vida el mejor halago
como los pliegues de tu sonrisa divina,
la curvatura de tu cuerpo como colina
causa en mi corazón un sutil estrago.
Tu voz a mi vida consuelo vierte,
y la sencillez de tus manos que admiro
son auras de vida y trébol de mi suerte.
Dame el abrazo que a diario aspiro
y apriétame hacia ti tan y tan fuerte
que tu nombre vivirá en mi suspiro.