Odio esta mansa sociedad;
como el lobo odia al perro
por dejarse domesticar.
Odio el servilismo del pobre
y su obediencia asumida
como algo natural.
Esa pleitesía vergonzante
rendida a unos señores
que se saben superiores.
Miran con desprecio
mientras sus perros falderos
olisquéan y lamen sus pies.
¿Donde quedó la rebeldía?
¿Donde sonará el aullido
que reúna a la manada?
No seré su perro fiel;
seré lobo, siempre lobo.
Tan rebelde, tan fiero... tan libre.