Su voz estremeció el firmamento,
el rugir de un león destrozó el velo del templo,
era Jesucristo en la cruz pagando mis pecados,
era el Cordero Inmolado que por mí su vida había dado...
Dejó sus riquezas en gloria para darme libertad,
el Gran Maestro nos enseñó el verdadero sentido de la humildad,
humilde no es aquella persona de escasos recursos,
humilde es aquel ser humano escaso de orgullo;
el gran Señor lo demostró,
vino a servir y a dejar un legado de amor,
para el siempre sea la gloria, honra, honor y exaltación...
Murió en la cruz derramando su sangre,
su cuerpo no solo soportó latigazos,
también aguanto el despreció de las personas a las que le mitigó el hambre,
pero su objetivo estaba claro, vino a morir por pecadores y no por santos...
Y todos pensaban que con su muerte todo había acabado,
pero apenas empezaba el Reino del Cristo Amado,
venció la muerte y la oscuridad y hoy nos sigue esperando con sus brazos abiertos llenos de bondad,
ven, acerquémonos al Maestro y recibamos de su amor e inagotable paz,
ven, hoy es la oportunidad de abrir nuestro corazón y aceptarlo como el Único y suficiente Salvador...
Ven, que tu deuda está saldada y tu corona incorruptible ya está diseñada...
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