(Trevelin, Chubut, 5 de agosto de 2015)
Tengo los sueños llenos de crepúsculos lozanos,
de espumas de los ríos y blancos de montañas,
transitan por mis venas calles, gentes,
y en los pliegues de mi piel
se estancan
las espinas absurdas
de todos los silencios
y de todos los relojes.
Lluvias y crisantemos son cómplices sin habla,
mientras entre la niebla
se abren grietas de heridas
en adoquines ancianos
y en las calles sin luna,
en los perros sin dueño
y en los amores idos.
Tengo los ojos llenos de miradas que rasgan
antiguas espesuras de los bosques sin tiempo
y se aferran sedientas
a las aristas del verso,
a caminos que agitan las sombras de los trinos
y al viento sur de invierno con su aliento de escarcha.
Entonces yo me quedo
con este sol de agosto que me entibia el alma,
con mi bufanda vieja con la marca borrosa,
con las risas lejanas,
con los niños que corren,
con los niños que juegan,
con muchachas que gritan,
con muchachas que bailan,
con este día mío,
con este trozo de vida
de urgencias aplacadas
y con la ilusión loca
que salgas del retrato
de mi mesita de noche
y te quedes conmigo
hasta que nazca el alba.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.