La noche me abraza en las tinieblas,
mientras acurruco mis pensamientos
y los dejo incrustados en mi almohada.
Pensamientos que se vuelven sueños
y van a posarse en tu alma.
Con una angustia infinita te presiento
y me envuelve un halo de misterio.
Te busco entre mis sueños,
pero no te encuentro.
La razón, sucumbe al momento,
desgarrando uno a uno mis anhelos
que forman surcos profundos
en mí angustiado corazón.
Corazón que sangra por la herida...
herida que no cicatriza,
desde el día de tu despedida.
Y es que yo te espero cada día,
con mi melancolía…
Esa melancolía que se apodera
de todos mis sentidos
y hace que mi mente
en desespero se quebrante,
pierda la voluntad
y el deseo de esperarte.
Pero mi amor es más fuerte
que cualquier desespero...
¡mi amor no es débil!
la voluntad no lo doblega.
Mi espíritu se eleva
hasta alzarse al firmamento,
para decirte que te quiero,
que te quiero… que te quiero,
ya no habrá más tormento,
yo aquí con mi amor te espero.
Sé que el día llegará
sé que el día no está lejos
el día que vengas a mi encuentro.
Felina