Hoy te despides con un adiós, con afán de no verme más, no sé qué alienta tu partida, tampoco sé porque vas a la carrera, ahí afuera donde el frío se vuelve niebla, te ciega, como si tu corazón lo guiara una doncella de tinieblas.
Yo me despido con un hasta luego, presionando sobre mi pecho el sentimiento de nunca decirte adiós, atrapando las esperanzas que el viento me susurra con cada uno de sus soplos.
No quiero una despedida que me diga nunca más te veré, solo espero con este hasta luego verte aunque sea una última vez.
Son tantas mis ansías de atesorar nuestros momentos juntos en una bola de cristal, que decirte adiós solo romperá la ilusión que aún guarda mi corazón en su interior, trato de comprender un paso a la vez, ¿Porque? ¿Porqué de mi te vas?, dándome la espalda, abandonando a un simple incauto que entre tus besos, abrazos y sabanas se perdió, me siento tan abandonado en este desolado lugar que una vez llamamos hogar.