Siento que por mí velas
reina mía,
y en tal porfía
me perfumo,
con tu esencia
que me exhalas en demasía.
Y en el incendio de este poema
canta la vida,
canta la mañana gallarda y prendida,
la tarde sensible, galana y ruborosa,
la rosa modesta y encendida,
mi alma que te venera.
Y canta mi gran amor a vos,
amante de clamor
que eres la flor mas pura
que mayo fecundó,
de belleza tu ternura
y por riqueza la hermosura.
Y así de este modo
acabo esta canción de exaltación,
dedicada a la Virgen María
con unos versos nacidos con fervor.
Desde mi sencillo corazón,
de poeta cristiano que te honra
y al mismo tiempo
te enaltece en aclamación.
¡Ave María!