De frente con el alma tan cansada
con mi rostro desolado en la tristeza.
un susurro latente en mis mañanas
anuncia el despertar oscuro de mi pena.
Tanto amor...tanta dicha desatada
en el lienzo impreciso que desvela
a este amor que se quiebra y se dilata
por tu adiós amanecido en mi condena.
Ese adiós que creaste en la templanza
de la métrica imprecisa de un olvido,
va segando heridas en mi alma
y mi espíritu se siente ya perdido.
Me dejas con tu adiós sin la esperanza
de volver por los senderos del cariño.
A sentirte nuevamente en mis mañanas
como brisa cual incienso en mis sentidos.
Qué triste fue tu adiós que aún se derrama
por los turbios recuerdos de un ayer marchito.
Si aún sabiendo que dentro de tu alma
ese adiós te duele como a un pájaro herido.
Qué triste fue tu adiós alma de mi alma
si fue en tu ojos que se quedó prendido
ese amor que late en tus entrañas
al decir tus labios ese adiós maldito.
LEONARDO HENRRICY SANTIAGO
Leo Henry