Estos huesos que llevo
como un hiriente equipaje:
arrastro calcañares turbios
doloridos en el camino que ando.
Estas redomas trajinadas
que son mis órganos internos
herencia de algún abuelo olvidado
-tal vez del que amaba la música-
De quien creo haber recibido el ritmo
que endulza mi amargor de hiel.
Este frío en esta noche fría
me recuerda mis orígenes
y mi abandono de silencio.
Mis ilusiones desnudadas
en las que descubro la flaqueza
la delgadez de sus huesos y los míos.
Las pocas alegrías que me cubren
el desamor que me construye
y me sostiene
hasta que llegue aquel día
del delgado frío definitivo.