Mis ojos se cierran
Es lo que creo recordar
Mis sentidos se entierran
Y revivo el suceso
Sentado me encuentro
En un lugar antes visitado
Con olor a granos de hipocresía
Mi boca se estira
Pero mi voz ya está perdida
Estoy solo yo
Sentado en el café del infortunio
El de las charlas incómodas
El de las experiencias intranquilas
El de los amigos fieles
El de la sorpresa involuntaria
De la siempre presente serpiente
Que sobre mí se abalanza
La que siempre ha de atacar
La de la piel inmortal
Que nunca ha de migrar
Y que de la abrupta realidad
Nunca ha de escapar
Soy un espectador
En mi propio anfiteatro
Y la obra principal
Es la evidencia del equívoco
De mi Soberbio pensar