La paciencia es mi destino
Aunque lo lleve muy mal,
Los nervios son el dominio Que agrieta mi eral,
Campos de calma y vicio…
Unidos en el mismo compás
Y no oigo ni el sonido,
Por la sordera infernal,
Que padecen mis oídos…
Las gentes sonríen al dialogar
Cuando acerco el oído derecho
A las palabras de su charlar,
Pero esto mata mi lecho…
Y no me deja descansar
Como quisieran mis instintos,
Y en el edén de mi soñar,
Los días son como tormentos…
Muy difíciles de apocar
Dichoso destino,
Maligno es, no escuchar
Diciendo con señas, si y no…
Sin saber de qué contestar
Me dicen las palabras,
Que alejan, de mí sensorial
Ondas ofuscadas sin más…
Que tristes son los días
Aunque el silencio sea descanso,
Pero prefiero escuchar,
A todos los que me está hablando.
¡Difícil destino le espera, a mi sordera por los caminos de la vida, ya que oigo muy lejos las palabras, que me predican!
Modesto Ruiz Martínez / martes, 30 de marzo de 2010