Tu recuerdo persiste
aun después de los años.
Esta ahí… ahí.
Aunque no he descifrado
en que lugar de mi mente
pero sigue ahí
y aun puede ser que esté
en toda mi sangre.
Antes de acostarme te pienso
y pienso en ti cuando me voy a levantar.
Y me sigues en el día a día.
Y a pesar de la rutina no te vas.
Hay veces que digo tu nombre
y me pregunto: Amor!!!
¿Cómo deje que me pasaras?
E ideo mil alternativas que en su caso
hubieran podido evitar mi situación.
Pero no es alivio a mi conciencia
por que has pasado
y te fuiste pero te has quedado instalado…
en mi corazón…
en mi alma…
y en el lunar de mi costado.
A veces procuro divagar…
evadirte… pero hay un eco en mis adentros
que dice tenue: Amor... Amor…!
Y me esfuerzo para ignorarlo
pero sigue insistiendo intermitente.
Tu recuerdo es como un niño travieso
que juega a las escondidillas
que sabes que si guarda silencio
es porque prepara una treta para molestar
y casi de cuclillas
vuelve a resonar
con la amenaza firme de que un día de estos
tu nombre en voz alta llegue a pronunciar
delatando mis sentimientos,
pretensiones, anhelos y deseos…
que son de ti.
Y nada duele, amor,
que yo te piense
Pues segura estoy
que yo también vivo en tu mente.