La noche llegó
cubriéndolo todo con su manto.
Yo, como un niño asustado
busqué refugio entre tus brazos.
Sentí tu calor
y la ternura de tus labios.
Sentí tu voz
dibujando en mi palabras de amor.
Entonces lo supe, lo vi todo claro.
Era el momento de cambiar.
Dejaría de ser un nómada errante,
un solitario vagabundo,
para convertirme en labrador
echando raíces
en la tierra más bonita del mundo...
tu cuerpo
Cultivaría caricias
y dejaría pasar el tiempo;
cosecharía sosiego
y tiraría las prisas
al montón de los despojos.
Así, viviendo contigo
pasaría las noches
mirando las estrellas de tus ojos
buscando una fugaz
que me conceda el deseo
de amarte siempre.