Quien pudiera decirme que comprende
la grandeza difícil de entender,
si la misma Natura se sorprende
de observar lo sublime de su ser.
Es el faro perfecto de este mundo,
es simiente de amor y de esperanza,
es el rayo lumínico y fecundo
y con nada posee semejanza.
Son sus dones, del cielo bendecidos,
porque brilla tan pura su nobleza,
sus fulgores, radiantes y floridos
son refugio en las horas de tristeza.
La misión que le dio Naturaleza
es sagrada, y la cumple estoicamente,
son sus armas piedad con entereza
y nos sirve de luz incandescente.
Este ser se ha ganado mil preseas
por sus dotes sublimes, tan humanos,
ella tiene de fuerza grandes teas
y el valor que tenían los troyanos
Lo inefable lo lleva de lumbrera
y las almas las hace florecer,
ella es madre, es hermana y es compañera,
y este ser sin igual es La mujer!
Autor: Anibal Rodriguez.