Yo, mientras resbalo en el cieno
De tu olvido, al intentar lánguido
Catar tu silencio y tu amor cándido
Entre el impío fango me sereno
Nosotros, fingimos depurar una lluvia
Frente a gotas ansiosas de lo taciturno
Y buscar entre esas lágrimas, una rubia
Gota y en las mismas un beso nocturno
Aquellas, verdes y fulgentes del pasto
Hierbas veniales, testigos de un sombrío,
A falta de lozanía, un amor nefasto
Claudicando ante un vendaval vacío
Tú, náyade con temor de compasión
Al corriente aire de alas de hadas
Que impulsan a mi endeble espada
Hacia tu coraza y vigoroso blasón