En la A, que continúa cada palabra
ahí me quedo, en el ritmo de un acento
que bifurca horizontes de otras tierras
donde las montañas hacen de escenario
y los colores de ensueño
es el acento tucumano el que
dispara un aleteo
de algunas palomas que vuelan
mientras te pienso
y se escurren en mis manos
algunos silencios
que interrumpen la lluvia
de un otoño nuevo