LA CHAMPETA
La champeta para uno es un cuchillo o machetilla que utilizan ciertos grupos de delincuentes o vándalos de los diferentes de los barrios bajos de la ciudad o pueblo, para agredir o ser atacados; los fines de semana era de esperar:... el equipo de sonido, escucharse como era en la disco, las k-z o en plena calle donde sonora a todo full la mezcla de la música africana, haitiana y otros sonidos; claro que no faltaba más: el ron, las amistades peligrosas, la hembra y una que otra yervita verde.
Aunque todo se remonta un poco más atrás; como dice el Yoe Arroyo “En los años 1600... Cuando aquí llegaran esos negros africanos en cadenas, besaba mi tierra…Las cadenas se fueron despojando gradualmente de aquellos que se sentían prisioneros; eran negro cimarrón que a través de un largo recorrido de sufrimiento, libertad, e independencia asegurando su asentamiento, surgiendo unas raíces más propias que los llevaría pronto a sentirse como en casa, aun estando tan lejos, claro estos deberían esperar. Muchos de estos esclavos utilizaron pacientemente su identidad para terminar transformándola en ritmos musicales.
A finales de los años 60’s nos familiarizamos y escuchábamos el indio Mayeye, Merengue Ye, entre otros; se fue esparciendo en cada uno de nosotros los costeños, no importase la raíz del árbol; cualquier individuo al escuchar esta música tenia porque mover el esqueleto. No es de extrañar, no tenía que ver ninguna clase social, ya que el popular cartagenero se contagiaba de la música africana, con las famosísimas melodías: “Soukous de Congo, Highlife, Mbquanga, Juju entre otros, el gentio iba aceptando los ritmos populares por cómo eran los movimientos corporales y los pases todos extrovertidos de cada uno; gracias a un bendito contrabando de aquella época, se fue dando esta clase de música champeta, como dice el viejo refrán: La tierra que fuera, usare lo que viere.
No es un caso aparte; es de saber, que la música palenque convirtió a la comunidad de San Basilio de Palenque; valga la redundancia, en ser los primeros cultores en extender la música champeta.
En los años 70 no se apaga este festejo, al contrario la música africana encontró en nuestra ciudad cartagenera un lugar favorable lleno de alegría, calor, baile, mar, brisa y sexualidad; incrementándose así la popularidad en esta ciudad, con los famosos parlantes gigantes llamados los picós (estos eran unos baffles estruendosamente grande en sonido y tamaño); de esta manera lentamente iba surgiendo una fusión con las diferentes músicas afrocolombianas, entre los cuales se escuchaba el: Bullerengue, mapále, zambapalo, chalupa, salsa, jíbaro y reggaé; copias de estas canciones se vendían y se contrabandeaban en los puertos de esta; como pan recién salido del horno; y es que la música champeta prima, caracteriza y a la vez constituye la representación de una identidad, donde se va incursionando la música champeta a nivel nacional.
Esta travesía fue caracterizando las melodías, las expresiones musicales, los movimiento de caderas y más que todo la fuerza con que esta ascendió con los diferente instrumentos utilizados para esos logros, donde la meta era hacer reaccionar a todos aquellos que al escuchar su melodía, sintieran e impactaran desde una tarina, un evento, una k-z que todavía, hay música champeta.
Hoy en día quedo pegado todo, tanto la música champeta africana, como la música champeta criolla; de aquí en adelante...siguieran surgiendo semillero que se podrán alimentar de los riegos y de la mayor expresión que se acumule en ese ser; todo gracias a un encuentro formidable que se dio en un tiempo atras, tuvo sus consecuencias (fue para bien) de aquellos que sonaba en aquella época; las estrategias fueron, ganarse al pueblo y que si hay cama pa´ tanta gente, sin duda la música africana nos ayudó a reconsiderar que la música negra, es entendible, compartida por un pueblo socio-racial, de diferentes razas, que de alguna forma lo heredamos y hacemos parte de ella, es más nos identifica como los meros champetudos de la costa caribe.