Usualmente una relación se acaba cuando el amor muere, o cuando es insoportable o doloroso, o cuando algo hace que se te quiebre ligeramente el corazón y te hace ver las cosas de otro modo. La única forma de olvidar ese amor, es recordando por qué no luchaste un poco más, pensando que tirar la toalla era lo único que podías resignarte a hacer. Cuando una relación cesa, el amor no se va del todo, pero se maltrata hasta convertirlo en odio o indiferencia. Sin embargo, si una relación se acaba aún cuando ambas personas se aman, debido a factores externos que les imposibilitan esa estúpida necesidad de los amantes de estar juntos. Uno no puede evitar pensar que en esa delicada situación, el amor no se olvida y mucho menos te recuperas de él, cuando sólo te queda en la garganta un balbuceo parecido a la mezcla que deja el querer y el doler juntos en un solo cuerpo. ¿Qué se hace con todo ese amor? Dónde va un amor que te cala los huesos pero ya no te abraza, qué se hace con esa añoranza que ya no sólo duele a morir a las dos de la mañana de un domingo cualquiera.