Poetas, como el arquero que se levanta entre los muertos
Y, tensando su arco, espera todavía vencer
En el combate oscuro por nuestra redención
Tensemos nuestros arcos con un supremo esfuerzo.
Sagitarios condenados, nuestra alma tensa
Doblamos. Es la cuerda dolorosa que se tuerce
Y paga, bajo los dedos implacables y fuertes,
El vuelo de las saetas con su sufrimiento.
Como más duro será el brazo y más potente el puño,
Los ágiles proyectiles llegarán más lejos
I será más dorado el vino de la victoria.
I de nuestro espíritu, distendido igual que un arco,
Los versos volarán con un impulso tan largo
Que se perderán en el cielo inútil de la gloria.