Muchos veranos cansados
sin ganas de quitar la maleza del jardín.
Se mueven voces Inquietas y aburridas
entre olvidos y detalles a medias que saben a costumbre.
Esa historia que a fuerza de miedo a las tempestades
sigue escribiéndose.
El tiempo ha desdibujado los encantadores trinos de los pájaros.
Las noches sin voz son malogrados desvelos
que asaltan en la oscuridad la poca conciencia.
Se arrastra la fe y se convierte en sombra,
en una eterna y dolorosa pesadumbre.
Cuando los “qué dirán” merodean la casa,
la inseguridad absurda toma el lápiz
para reconstruir con un dejo de amargura la historia.
Los renglones de esa libreta ignorada
se encuentra roída y enmohecida.
Imposible andarla descalza con el lápiz.
Los pocos párrafos escritos se han desdibujado.
Y en nuestra soledad desnuda
No hay lenguaje que nos convoque
a dormir apacibles en veranos de insomnio.
¿por qué en las profundidades del tiempo
el cansancio nos rinde sin piedad?.
Sabemos que las turbias corrientes
siguen siendo un problema para la salud,
Pero ya no nos duele la falta de transparencia de las aguas.
Los ríos en tiempos de tormentas
Arrasan con todo.
Por eso buscamos la forma de evitar tempestades,
para que ese jardín que todos lo miran hermoso
siga como una vega en este mundo de comedias.