A finales del siglo veinte
en Francia fue la hazaña,
inventaron el parapente
para bajar las montañas.
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Descendieron de las cimas
aquellos montañeros,
mostrando invención genuina
al mundo entero.
el parapentista aprovechar sabe
las térmicas corrientes
de aire ascendente
para planear en su nave.
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El parapentista
con su deporte extremo
va recreando su vista
en su alto vuelo.
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Permanece en el aire
por kilómetros enteros
sobrevolando paisajes
aterrizando lejos.
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Su valentía y determinación
desafían las alturas
teniendo precaución
con el viento y a lluvia.
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El parapentista en el aire
para su planeo seguro
va siguiendo en el paisaje
el vuelo de los zamuros.
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No hay parapentista
que ignorar quisiera
las imágenes bonitas
de la cordillera.
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La manga de viento
le sirve de aliada
importante instrumento
para la despegada.
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El parapentista siente
conexión completa
con su parapente
y la brisa fresca.
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Asumir el riesgo
de volar en parapente
da paz y sosiego
en el cuerpo y la mente.
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Parapentista ¡Vuela siempre!
con tu aplomo y valentía
que volando en parapente
llevas a Dios como guía.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela