Una voz a los lejos repite
la melodía leonesa
del hermosa doncella
el sol alumbra con toda su justicia,
el viento a mayor intensidad
agita los cañaverales
y levanta el polvo
de las tierras cubiertas
de cera roja,
rosada y marfil.
Cuando nuestros calendarios
marcaron la cuarentena
una doncella sin mancillas
y un esposo que no pronunció palabras
van de camino al templo
con el corazón en la mano
y la divinidad en mantillas.
El viste de candor
lleva un lirio por báculo
el silencio en sus labios
y con afán va cuidando de ellos.
Ella sin necesidad de lejías
cumple la limpieza de la sangre del parto
llevando al nacido en sus brazos
y han comprado dos tórtolas
que morirán sin ser ofrenda
puesto que la criatura en los brazos
a corta edad es la salvación eterna.
Por tus méritos, hermosa doncella
acuérdate de tus hijos de la tierra del ron
¡en la mañana!
cuando reverentes escuchemos
el santo sacrificio,
¡a mediodía !
cuando las campanas
repiquen el angeluz
y tus devotos canten
por tres veces el ave María
¡al final del día!
cuando tus chichigalpinos alborozados
reciten las rosas de tu rosario
por sus vivos, sus enfermos
y sus muertos.