Mi alma estará con los que sufren.
Sus heridas
son las mías
y su llanto
es mi canto.
En los días
y en la noche.
En el grito nocturno.
En el amor imposible.
En la sangre impertinente.
En el Ser que ya partió.
En el Sol que nunca llega
y en la tibia mañana que libera,
y en la Luna que te observa
y en el lenguaje del ave
mientras limpias tu morada,
dibujando líneas en tus sueños
húmedos y enamorados.