Te quiero como a mis zapatos,
Los más viejos en tantos años,
Porque de nuevos fueron vanos,
Y hoy adultos, son mi remanso,
Un pozo de mi alma, de mi cuajo.
Mis calcos no son un cacharro,
Un ente a precio de mercado,
Nido de mis dedos, de mis cascos,
O prenda petulante de mi retrato,
Son las alas fieles de mis pasos.
Mis pasos que para ti llegaron,
Por tantos caminos caminados,
En tantos días y años esperados,
No antes, no después, exactos,
Llegaron para decir te extraño,
Sin haberte siquiera extrañado.
Con ellos anduve suelos magros,
Calzadas penosas sin empacho,
Senderos de algodones blancos,
Ramales de agua empedrados
Y aceras de flores de olor grato.
Por eso les quiero y a ti tanto,
Porque ellos llevan mi relato
Y no pienses que es barato,
Amarte como a mis zapatos,
Ellos me han traído a tus manos,
Para declarar cuánto te amo.