¡Ah! Mi bella Caracas señorial, otrora capital de orgullo,
de Venezuela democrática, le dimos ejemplo al mundo,
¿La recuerdan? solíamos llamarla La Sucursal del cielo,
Avenidas sin motos, árboles frondosos, y techos rojos,
y no de bachaqueros rojos, peores plaga que gorgojos.
Edificios símbolos de desarrollo, de Pepsicola sin colas,
de Nescafé con café, con o sin leche, sin molestos piojos,
y recuerdo los primos Maracuchos decir con la tradicional,
Polarcita a mano ¡Primito tenéis razón, Caracas la sucursal,
pues Maracaibo es el cielo! y era alegría y sabor añejo.
de Zulianos y Capitalinos disputarse el celestial festejo.
¡Pero amigos! Quien iba a decir, en infierno íbase a convertir,
cerros verdes en cordones de miseria, capital basurero bestial,
¡Que éramos felices y no lo sabíamos! deambular tranquilos.
viendo las noticias, el Observador, y novelas de Radio Caracas
Televisión, en Crema Paraíso tomar helados, y enamorados
desfilar carnavales, fiestas patronales con Billos Caracas Boys,
y que decir de las fiestas electorales, de multicolores encantos,
ganaba el mejor, o ganará el peor, celebráramos todos iguales.
Con enojo decimos, rodeados como estamos de asesinos,
no podemos salir tranquilos ni a la iglesia, ni a la esquina,
solo queda observar el Ávila de lejos y compartirle quejas.
Salidos del inframundo, demónicos seres de otro mundo,
plaga de miserables corruptos, y tragan el mágico oleoducto,
despilfarrar el producto, la riqueza que el oro negro nos diera,
para habitantes decentes, piadosos, trabajadores, indulgentes,
orgullosos de la raza, patrimonio y costumbres de buena gente.
Pero llegó un resentido, mala hora nacido, al llano querido,
sin alma, don hablante, sesos desteñidos a pintarnos de rojo,
ideas comunistas, cambiar nuestros valores, símbolos patrios,
del pensamiento genuino del libertador, al de vil vengador,
instigando odio, propiciar división de hermanos y naciones.
Contra industriales, causan desempleo, fuga de capitales,
contra inmigrantes, que abonaron frutos a nuestro suelo,
Españoles, Canarios, Italianos, Alemanes, Portugueses,
quienes dieron sus raíces, y aunque llenos de cicatrices,
benditos pobladores siembran campos, florecen sueños,
albañiles construyen, de sudor mojados, pan y Pepsicola,
de asombrados lugareños, por su entrega al desempeño.
Y destruir, matar y robar es consigna, del diario acontecer,
sin respeto a instituciones, covertidos cuerda de traidores,
corruptos, y Pranes en grandes señores, mafiosos como
doctores sin medicina, y que hacen a ignorantes favores,
políticos sin ideales, militares de droga, jefes de cárteles,
sociedad donde maleantes sirven de héroes a gobernantes.
Y Caracas llora, su alma ahogada en llanto, condenada,
pero queda un pueblo aguerrido que implora al Nazareno,
al Dios de los Cielos, con la ilusión de que hombre bueno,
venga a rescatarlos del averno, sin seguridad, sin alimentos,
sin agua, electricidad, y jóvenes huyendo y otros muriendo,
espera la justicia, la esperanza de no robarnos los sueños,
y llegue el día y Caracas vuelva a ser la sucursal del cielo.
Cuando muera quiero me entierren en ella, como a Billos,
el Canto a Caracas, y en el Adiós llevarme todo su encanto.
Raquelinamor
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Venezuela 2016
(Fotografía aportada por Manuel Gonzalez)