No te canta el ave una canción más hermosa
que la de sus alas abiertas en tecnicolor,
no te asusta el espejo del llanto
como logran los años evocar la melancolía
No te borra una ilusión las líneas de las palmas
de la mano que una vez se despidió ahogada,
no te miente la trinitaria caleidoscócipa
incapáz de emular el ámbar de tus ojos
No se pierden los cinceles vespertinos
que te pulen las curvas de la nube nocturna,
Y sabe Dios si tiene tu sonrisa
un dueño más sincero que aquél
que te escribió una carta.
Blas Roa