Al dejar de ser niño deje de sentir que vivir era mi mejor diversión.
Y me pase la vida necesitando divertirme para vivir.
Me divertí conociendo lo que conocí,
amando lo que ame,
navegando lo que navegue,
andando lo que anduve,
todo era divertirme para vivir,
no tenía vida sin diversión.
Me divertí con todo lo que se movía a mi lado y por divertirme, lo hice hasta con las penas ajenas.
Esa es la huella que me dejó el vivir para divertirme.
Ahora ya no tiene remedio, pero visto desde mi yo de ahora,
hubiese preferido que la imagen de mi huella hubiese sido la de un tipo que disfruto viviendo, y no al revés.
Desde hace un tiempo he recobrado un algo de mi ser niño y su vivir.
Ese algo, es ahora mi todo, al menos siento que ya no necesito divertirme para vivir, vivir ya me divierte.
Tanto paso y tanto andado para recobrar lo que nunca debiera haber perdido.
La vida es el directo de las escenas vividas sin ensayos ni segundos pases,
y quiero disfrutar mis escenas y llenar de vida mi vida, y ... ,
no tomarla demasiado en serio, al fin y al cabo nunca saldré vivo de ella.
Solo quiero sentir mi ser niño y llenar de vida mi vida.
Solo quiero eso, que no es poco.