Sin palabras quedó el poeta
viendo la belleza que su amor le traía
un alma grande como el mismo cielo
y un corazón donde el tenía cabida
Ella era aquel rayo de sol que el esperaba
aquel amor imposible que siempre soñó
la chiquilla que siempre amaría
de día y de noche hasta el fin de sus días
Era como la brisa fresca que regala el mar
que llegaba a su vida, a su alma atormentada
surcando las barreras del tiempo y la distancia
para llegar a sus brazos la tierna enamorada
Amanecía y en la claridad del día
en un hermoso horizonte de azules casi perfectos
donde solo del viento se escuchaba su sonido
derramándose en un vuelo sobre el prado ya nevado
Nacerán nuevas rosas, quizá con más espinas
que bonita la mañana, que bello el atardecer
quizás estuviera escrito en una estrella
que había un cielo que curaba sus heridas
Sin palabras quedó el poeta
viendo la belleza que su amor le traía
una esperanza grande como el mismo mundo
y un nuevo amanecer que nunca moriría