Quizás bese tus pies
y deje mansamente su espuma
como un blanco pañuelo
que se expande y se diluye.
Quizás la playa absorba
tus pasos distraídos,
tus diminutos pasos
de gacela sonriente.
Quizás una gaviota
revuele tu figura
y te deje en el aura
su trino altisonante,
su sombra pasajera.
Quizás lo hagas tuyo
al silencio perfecto
del prolijo horizonte
doblado y tan distante
y encuentres en él
la mirada profunda
que te embriaga y se te acerca.
Quizás ya hendió la arena
un corazón selecto
con dos nombres unidos,
el tuyo y …,
nunca el mío, por supuesto.
Quizás llegue a tus manos
una botella henchida
con turbados mensajes
que vienen de otro puerto
con un vago destino .
Quizás ni te molestes
en mirarla siquiera,
pero si así lo haces
y lees sus palabras,
apártalas de vos,
olvida lo que dicen.
Quizás es sólo un sueño
que trajo la marea
y que se irá esfumando
en el tiempo y la distancia.
Sigue atada a tu mar,
ese ancho mar
que tienes a tu lado
y que se adentra en tu alma
como el beso tangible
que hace azules tus días.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.