Alexis Posada

PAGO A VAGABUNDOS PARA QUE ME DEJEN DARLES UNA PALIZA.

La felicidad es la emoción que tiene las personas al realizar un objetivo deseado, ¿pero qué pasa si esa felicidad contiene una conducta que padece falta de valores? Este es el caso de la psicóloga criminal Clara Sánchez, la cual su monotonía la llevo buscar una investigación acerca de un empresario llamado Alejandro Uría, un tipo muy responsable pero con una personalidad psicópata, tenía una obsesión con la violencia física llevando a realizar pagos a vagabundos para que se dejen golpear, después de revisar las evidencias  a la psicóloga habla con el señor Uría que inmediatamente dice que no siente ninguna culpa por estar entre bestias en una celda al contrario es un orgullo para él , ella se encarga de diligenciar los campos sobre su perfil psicológico, el empresario no se rehúsa y expresa que sufre de estrés echándole la culpa al capitalismo. Las  acciones que son monótonas a veces se convierten en una excusa para realizar actos de conducta no controlada, realizando así comportamientos violentos. En el momento que termina la golpiza el vagabundo toma sus 100 euros y tendrá para poder beber más porque su felicidad esta en las botellas de licor, por lo menos eso piensa Alejandro diciendo que el vagabundo disfruta el dolor  por dinero, la psicológica sigue escribiendo y escuchando, de repente pregunta ¿Disfruta su hijo Edu de las peleas en el patio del colegio?

Al otro día clara esta cenando con su hijo que como joven también su felicidad esta en las redes sociales,  la mama lo regaña diciendo que tanto mira en el celular y le conto una pelea que había en el colegio y de alegría sale con el trozo de pizza para la habitación, en la siguiente sección se le cuenta al empresario, despreocupado dice Que la violencia nos atrae como especie no es ninguna novedad, y menos entre adolescentes, vivimos en una ciudad sistematizada que en el momento que alguien expresa sus emociones se le ve extraño, pero en cambio un accidente en un vehículo la gente se detiene se preguntan se cuestionan,  se preocupan por los heridos, por primera vez en mucho tiempo nos acordamos de alguien. Tanto como en el amor y  la felicidad se comenten locuras para satisfacer ese ego algunos en el sexo, drogas o violencia, sea el cual sea el caso debemos dejarnos orientar para no ser víctimas de nuestros propios monstruos.