Me encuentro abrumada,
arrancada,
no entiendo nada
de este tiempo
no sé qué hago ni qué espero
ni qué me espera.
Sólo sé
que no pertenezco a él
ni él a mí.
Hasta hace poco muy poco
me hallaba meditando, repasando
en mis eternos meses de calma
y ahora abro los ojos.
Estoy arrancada, sí
destrozada, desconcertada
y aunque sé que gritarlo no servirá de nada
-en este tiempo, en este rededor, se habla otra lengua, se miran otras cosas-
dejo constancia de esta extrañeza
por si en el camino adelante
-pues sé qué el tiempo no admite ya en mí nuevas oportunidades-.
Llego a pisar el escalón equivocado
o mi vista se pierde y mi razón y mi memoria se nublan.
Leyéndolo podré volver
volver a este punto
a esta etapa;
atrás, allá;
imposible.