La esperaba y como llovìa
perdì la esperanza de tenerla otra vez en mis brazos,
en un instante sonò mi telèfono, era ella,
me dijo:
disculpa mi amor, creciò el rìo y no podemos vernos.
Yo le dije:
Esta bien mi reina. aunque no estès hoy a mi lado,
te sigo amando y pronto acabarà este sufrimiento
y estaremos juntos para amarnos hasta la saciedad.