No soy bicho de este agujero
perdónenme la osadía.
Sé que no es cosa mía
y al decirlo soy sincero.
Enancado en el pampero
lance a sus letras el lazo.
Sentí en ellas el abrazo
de aquel que desnuda el alma.
De quien en la furia es calma,
y del cielo es un pedazo.
Una pradera de versos
extendida en la llanura
que rueda en la noche oscura
con sentimientos diversos.
Sus plumas mil universos
revelan a mi ignorancia.
El fruto de su constancia
alumbra cual las estrellas,
pues ustedes tienen de ellas
los sentíres de la infancia.