Amor amor
tu ausencia que me acaricia la soledad
que acostumbrada a ti se ha vuelto
ya que no te pide más
que un sin fin de besos
enredados en nuestro ardor
en las llamas que nos empapan
sabiendo a delicia
tu placer y el mío
dándonos y cediendo
pero siempre tan sedientos
de nosotros mismo
del holocausto de nuestros cuerpos