Será una noche larga,
detuve en el camino para escribirle;
hoy le he visto
cómo cientos de veces antes,
fue distinto,
le vi ponerse un poquito de mi en la piel,
se han esfumado las ganas de fallarle.
Las noches largas,
calladas y bellas;
ésta es diferente
le hecho de menos;
sólo he soportado diez horas de ausencia,
¿A dónde he llegado esta vez?
Noches y noches pensantes,
recuerdo a que le temía
y me percato,
jamás me había hecho sentir tan segura,
¿Será por su piel?
¿su mirada?
¿su manera de arrancarme el orgullo?
me ha desnudado y,
cómo pocas veces pasa,
la mejor versión del alma a relucido frente a ella,
la hace sentir tranquila,
me hace sentir tranquila.
En noches como éstas
perecen mis angustias,
inseguridades y peores hábitos,
no quisiera decir que es gracias a ella,
no lo es,
ha dicho el ego.
Escuché tantas veces,
líneas paralelas tienen un punto de intersección,
tenemos más puntos que cualquiera de ellas;
ruego ser paralelas por un resto de tiempo,
esperar con ansias la famosa intersección;
en las noches largas como esta
suelo pensar que somos los miércoles,
soleados,
motivadores,
un suspiro de alivio.
Noches largas,
siempre abriendo mi cono óptico;
me agrada ser capáz de ver
que aun siendo paralelas
podemos seguir siendo perfectas.
Líneas paralelas,
según Poncelet:
coincidir en un punto infinito,
quizá sí, quizá no;
son imprecisas,
se juntan,
se separan
y eventualmente anulan su movimiento,
no se juntan,
no se separan,
creo haber llegado a nuestra interrogante.
Noches largas,
cálidas con aroma a naturaleza emergente.
Sí somos paralelas,
que me regale el universo el infinito
así, por ley,
coincidir.