Termine en tus ojos,
y como cualquier ave hacia su fruto me quede.
¿Es posible quedarme tanto tiempo?,
tanto sin reclamar el sitio como pertenencia,
tanto empeño como para hacerme desterrar.
Estuve quieto,
gracias por consentirlo,
gracias a eso me quede,
y olvide las fechas,
y lo que sucede en el mundo.
Estuve para quedarme,
y resulto que moviste los parpados,
¡Oh, tal vez hacías una cavidad en la superficie!,
¡Oh, tal vez eras un caracol en las profundidades!
Termine en tus ojos,
estuve para quedarme sin pestañear,
para ver tu hechizo,
para quedarme aun en las cebollas.
Humberto Velásquez Jiménez
07/Abril/2016
2:35 a.m.