Aunque no se me de
muy bien comenzar.
Sin darte cuenta,
dos versos van ya.
Y si me permites
te deleitaré con más.
Seguramente algo de pequeño
quisiste ser.
Al igual que los calcetines
en un cajón bien guardados están.
Estos te los pones, ocasionalmente,
pero de tus sueños...
¿Qué será?
¿Luchas por ellos?
¿Día tras día?
O puede contigo la desgana,
la pesadez, el malestar
que nos inculcan en las noticias.
¡Muévete, idiota!
¿A qué estás esperando?
Tus cuatro medidas ya están tomadas
para un ataúd no muy alto.
Sal, ama, corre, salta, vuela.
Y nunca olvides que detrás de esa esquina
fui yo el primero que te espera.