Mujer prohibida
Te acomodo como amante en mi mente
en mi sombría y desolada noche.
Sé que estás en otras manos presente
recibiendo caricias en derroche.
Hay sobre ti telarañas de abrazos
que te llevan a erótica locura.
Que dicha seria que fueran mis brazos
los que te dieran pasión y ternura.
Como deseara ser tu invitado,
que tus compuertas abres a mi tacto.
Que estoy muy cercano a ti acurrucado
para darle comienzo al ansiado acto.
Te veo de vestido despojada
dándome tu total anatomía.
Que estás tan a mis besos entregada
y en ese instante tú eres solo mía.
Y que te tengo entera entre mis manos
y deslizo mis dedos por tu piel
Que se oyen de ti murmullos profanos
y bebo de tu cuerpo tibia miel.
Se que no eres libre, mujer ajena,
que por leyes a otro le perteneces,
pero a mi tu figura me enajena
y tú a mi cuerpo entero lo estremeces.
Déjame estar un minuto en tu boca
en la que anidan prohibidos besos,
y saber que tu permiso provoca,
a que gocen, al no saberse presos.
Y aquel atrevimiento que tuvimos
y que fue a los prejuicios todo un reto
aquello que en un instante vivimos
será para nosotros ¡un secreto!