El viejo tren sigue silbándo,
carcomido por los años.
Sentado sobre la madera
de un vagón de tercera
suena, camina y resuella,
trepidándo sobre sus ruedas...
el viejo tren de asientos de madera.
Sale del anden el último tren
parte con resoplidos asfixiantes,
rodando por esos raíles viejos
mientras que el Sol,
que viaja sin pagar me hace sudar.
Pienso en mis recuerdos
con la soledad hospedada en mi cuerpo,
sentado en este tren viejo,
miro el paso del tiempo
y no veo a nadie
que no recuerde,
adioses sin tristezas,
un triste poema,
un ayer sin recuerdos,
ni un libro de ilusiones,
sin prólogos
sin epílogos y sin finales
P.M Pedro Monroy Gemio