Te alargas entre mis manos
como una cucharada de miel,
el hilo lustroso
me orbita,
me envuelve,
le dejo hacerlo.
Contigo siempre llega el Sol hasta mi cama,
danzando,
como una pluma
que se eleva en el viento cálido,
la luz me toma de los brazos y me dice:
- anda, mira que sonrisa tiene hoy en la mirada-.
Se me posan tus besos sobre los párpados
y comienzan a libar de mis palabras.
Si tuviera aquí tus labios!
aquí, en la punta de los dedos,
los probaría
suavemente
para no asustarlos.