Sentada en la plaza
una dama suspira,
una pareja se abraza
mientras ella mira.
Recuerdos se enlazan
en su mente femenina
y nostalgias tantas
de pronto germinan,
y la dama de la plaza
muy entristecida
se levanta de la banca
y se retira
limpiando las lágrimas
de sus pupilas.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela