Hechas un nudo nuestras pieles
con su destreza rebelde
se buscan y repelen
como serpiente que a presa hiere.
El amor como arte
en ese juego de titanes
encuentra una escena divina
o eterna o efímera o lasciva.
Pegadas aún con velcro
nuestras pieles se deshojan
pierden su viperina fuerza
y en sus cadenas de eco
valientes se enroscan.