Voy a gritarle al viento de poniente
que me he quedado mudo de tanto verso.
Voy a ver de lejos que mi ceguera
es debida al rojo de tu vestido.
Voy a oír más allá de mi estruendosa
sordera el sonido de tu silencio.
Voy a olfatear una flor cualquiera
y a asemejarla al mejor de tus perfumes.
Voy a palpar con mi más sutil tacto
la tez de la arena que moja el mar.
Voy a sentir que siempre es primavera
con los cinco sentidos encendidos.