Yo, testigo de miedos y de fobias,
de mis filias, de súplicas y llantos,
cansado de sufrir ya desencantos
cual novios que renuncian a sus novias.
Yo, que creo que no creo en ningún santo,
que de tanto no creer soy descreído,
hoy, ahora, aquí imploro, a dios le pido
que descorra ante mí un tupido manto.
Que me haga ver lo que yo he ansiado tanto
en el tiempo, los años que he vivido,
huyendo de rencores que he sufrido
Que aunque haya sido un ciego empedernido,
he tratado de encontrarle y me he perdido,
me haga ver antes de ir al camposanto.
©donaciano bueno
http://www.donacianobueno.com/