Esta pasada noche hice sonar de la mar sus caracolas,
conté las olas una a una por su espuma,
y espere que la Mar viniese a buscarme
a la luz de la luna y las estrellas.
Viniste a mi, y me acoplaste a ti.
Y otra noche más enganchado a la piel de tu espuma,
perdido en la cresta de tu ola,
sin ser ni yo ni tu, somos espuma. Solo espuma.
Suspiro en tu oído mi gemido.
Y tu, solo dices: cubre mis curvas y ... ¡tomate otra!.