El olor de perfumes me relaja
y el tic-tac de reloj me adormece...
Poca cosa es del viento su azote
entretejido con la hojas del álamo
contra el vidrioso ventanal.
Ñam ñam hay gente que come
toc-toc sigue gente llamando a la puerta,
desaparece de un pestañeo el deleite
con los tiempos musicales que se agotan.
¿Quién calamará este bullicio leve?
los rayos del sol se me asoman
menudo autobús.